Cambio de despacho: la infanta Cristina, afectada por la renovación en La Caixa
La entidad ha modificado ubicaciones y estructuras, y el 90% de los despachos de directivos y empleados se han visto afectados. Matizan que no solo se trata del de la hermana de Felipe VI. El despacho del que disfrutaba la Infanta cuando venía a Barcelona ha cambiado de ubicación y es ahora un despacho algo más pequeño. No notará mucho el cambio, porque debido a la pandemia no ha podido visitar presencialmente las oficinas de la Diagonal a menudo últimamente.
El coronavirus, señalan desde su entorno, le impide acudir a las oficinas de Barcelona y prefiere teletrabajar desde Ginebra. Es allí donde tiene un gran despacho, en la sede de la Fundación Aga Khan. La Infanta, por tanto, cuenta con el privilegio de poder disfrutar de dos despachos, el grande y principal en Ginebra, y el segundo, mucho más modesto, en Barcelona. Ahora, con la pandemia, no puede ir a ninguno.
El cambio de organigrama en La Caixa ha afectado a muchos empleados, nos dicen, no solo a la Infanta. Los cambios en la entidad empezaron antes de la pandemia, según nos cuentan empleados de la entidad: han cambiado incluso los cargos de muchos directivos. Y algunos de sus despachos, que eran grandes salas con baño incluido, han pasado a ser mucho más pequeños y funcionales.
Lo quieren hacer, nos comentan, a la americana, con espacios multifuncionales, abiertos a todos, de tal modo que quien sale a una reunión fuera, tiene que dejar su mesa despejada para que pueda usarla cualquier otro trabajador. Todas estas modificaciones se mantienen durante la pandemia, aunque son pocos quienes acuden a las oficinas a trabajar estos días.
Teletrabajo en Ginebra
No es en lo único en lo que el covid ha afectado a la vida de doña Cristina. Con residencia en Ginebra, desde el pasado mes de marzo no ha podido ir a trabajar a las oficinas de la Aga Khan Development Network. Como le ha ocurrido a tantos trabajadores, la pandemia la ha obligado a trabajar desde casa y son pocas las veces que se la ha visto por las oficinas de Barcelona, como tampoco por las de Ginebra.
La Infanta coordina los programas entre la Aga Khan Foundation y el Aga Khan Trust, dos patas de la gran ‘empresa’ filantrópica creada por el príncipe ismaelita. Preguntados por Vanitatis, cuentan que la fundación desarrolla estos días muchos proyectos relacionados con la pandemia, pero no especifican si ella está al frente de alguno.
Con su hija Irene, la Infanta vive y trabaja en un gran piso al que se mudó hace un tiempo, cansada de que los medios la persiguieran al saber dónde estaba su casa. Su nueva residencia, de la que no daremos pistas, es un misterio para casi todos, así que puede estar tranquila y saber que nadie la seguirá.
También se mueve con sigilo cuando viaja a la capital catalana para visitar a su hijo Pablo, que vive allí desde el pasado verano. Lo hace a menudo, mucho más de lo que nos podríamos imaginar. Como las visitas a su marido, Iñaki Urdangarin, a la cárcel de Brieva, que han sido cada dos semanas hasta que llegó la pandemia. La Infanta estuvo en Barcelona, por ejemplo, hace escasos días, aprovechando además el 53 cumpleaños de Urdangarin.
Porque a pesar de las restricciones de movimiento que imperan en Europa, la Infanta ha seguido viajando para ver a su familia, en especial a su marido, quien acaba de lograr el tercer grado y tendrá mucho más tiempo para pasar en libertad. Así que seguramente la exduquesa de Palma vendrá más a España, si cabe, y podrá, quién sabe, visitar su nuevo despacho en La Caixa.